Los niños
Las Hermanas ayudan a los niños en peligro: huérfanos, niños de la calle, víctimas de la guerra, niños maltratados en sus familias. Organizan hogares de acogida, distribuyen alimentos y ropa, ofrecen a estos niños posibilidades para instruirse, formarse y preparar su porvenir.
La dignidad de la mujer
En cuanto a la promoción de la mujer, las Hermanas tienen numerosas actividades que buscan, en general, hacerlas mujeres capaces de bastarse a sí mismas y de tener su lugar en la familia y en la sociedad. A través de la educación y de los cuidados de la salud, las liberan de la dependencia que les imponen su sociedad y su cultura. Pequeños proyectos les permiten desarrollar sus aptitudes en diversos aspectos y mejorar sus condiciones de vida. La formación de grupos de mujeres que reciben una formación y se ayudan mutuamente, les permite saber administrar el dinero y progresar en la realización de proyectos a su alcance.
Los refugiados, inmigrantes, desplazados
Las Hermanas aportan a los refugiados y desplazados una ayuda que varía, según las circunstancias. Puede ser a través de una misión estable, por ejemplo en la India, con el Servicio de los Jesuitas con refugiados en los campos, creados para los refugiados de Sri Lanka; o en Sierra Leona en los campos organizados cerca de la capital para los habitantes de los pueblos que han sido destruidos o que viven en la inseguridad. Cerca de Pondicherry, las Hermanas visitan un campo de siniestrados del tsunami.
En varios lugares, las Hermanas ofrecen el apoyo necesario a los inmigrantes que llegan a buscar trabajo y mejores condiciones de vida. En otros lugares, se interesan por categorías de personas más o menos rechazadas por la sociedad: tribales (en la India), los gitanos, por los trabajadores mal pagados. Así, en la India han ayudado a los conductores de cochecitos a crear una asociación para defender sus derechos y promover su formación. En Brasil, apoyan a los artesanos. También en la India se ha creado una organización para proteger a las niñas que van a trabajar con los particulares, y a las mujeres empleadas en el hogar o en otros servicios; las Hermanas están al lado de centenares de niñas, hacen de mediadoras con las familias si es necesario, ofrecen a las empleadas un lugar donde pasar su tiempo libre si lo desean, les ayudan a preparar su dote.
La justicia
Algunas provincias tienen comités para la justicia; en otras, una Hermana forma parte de las comisiones parroquiales o diocesanas de Justicia y Paz. En algunos países, las Hermanas han llevado a cabo proyectos rurales y de desarrollo: cultivo de árboles frutales, pesca, apicultura; o han creado talleres de bordado, de fabricación de bolsos u otros objetos que posibilitan una formación y un salario regular.
En todas partes las Hermanas tienen el deseo de ayudar a progresar hacia la plenitud de la VIDA a las personas con las que se encuentran, proporcionarles los medios para ello y acompañarlas en su camino.