Feliz Fiesta de Pascua de parte de las Hermanas de San José de Cluny
A lo largo de la crisis de Covid-19, hemos vivido, como tantas personas en el mundo, un año marcado por muchos sufrimientos. Hemos tenido muchos inconvenientes y nos hemos visto privadas de muchas cosas que nos parecían normales. Después de un año así, debemos reflexionar sobre lo que Dios nos revela a través de la situación actual.
Por segunda vez nos preparamos para celebrar la Pascua con las restricciones COVID. Estas restricciones siguen recordándonos la fragilidad de nuestras vidas. El miedo a la infección y a la muerte sigue acechando sobre nosotros. En esta atmósfera hemos reflexionado sobre las cosas más profundas que la Cuaresma nos invita a examinar; estas cosas que bloquean o incluso rompen nuestra relación con los demás y con Dios, pero también lo que significa volver a Dios a responder a sus llamadas aquí y ahora.
Para prepararnos a la Pascua, encontramos un modelo en María Magdalena, una mujer fiel y constante en su amistad con Jesús. El tiempo que pasó con Jesús antes de la resurrección fue un tiempo de arrepentimiento y renovación espiritual. Ella se ha atrevido a deshacerse de viejas costumbres para entrar en una nueva forma de vivir que la ha acercado a Dios. María sabía lo que eran las tinieblas y, fiel hasta el final, fue la primera en llegar al sepulcro.
El evangelio del día de Pascua nos dice que cuando María fue a la tumba, vio que la piedra había sido quitada, pero todavía no entendía la resurrección. Pensó que Jesús era el jardinero. En los días y semanas siguientes, María y los discípulos llegarán a creer en la resurrección de Jesús a través de sus apariciones.
Su fe no se profundiza por la tumba vacía, sino por su fidelidad en una relación continua con Jesús resucitado, que ha transformado sus tinieblas en luz.
La llegada de las vacunas nos da un rayo de esperanza, una luz que necesitamos en este momento. Nos recuerda la luz que Dios nos ofrece, nuestro Dios que está plenamente comprometido en nuestra vida humana, en sus alegrías y sus penas.
La Pascua es la celebración de nuestro Dios que, triunfando sobre las tinieblas, ilumina nuestro camino y nos da amor, esperanza, libertad y redención.
sean recompensados por una experiencia profunda de la «luz» de Cristo resucitado.
Superiora General